jueves, 11 de diciembre de 2008

[ la bella durmiente, bien dormida ]


Será a las 3:45 de la tarde, cuando el crepúsculo este en su máximo esplendor. Con un sol grande y naranja en el cielo. Los pájaros cantarán anunciando su sueño en una preciosa tarde de verano. El aire será tibio pero ligero, puro y limpio en ese preciso lugar. Rayitos de cielo se colaran por las rendijas de las ventanas iluminando los entreabiertos ojos. La durmiente se acercará cada vez más a su eterno sueño... escuchando la naturaleza a su alrededor, sintiendo y amando por ultima vez. Agonizará el atardecer y la noche enfriara hasta la última hebra de su cabello oscuro. Velas serán encendidas en nombre de un alma que viaja sin retorno.
Sin huella alguna dejada en esta tierra ella dormirá esperando sanar su corazón. Tras velos y lutos brillaran algunas mejillas, pero será tarde para reparar los errores cometidos. Sin advertencias ni adiós volarán los sentimientos de angustia, los malos sabores de boca y los tropiezos de una vida sin sentidos. Hacia el fondo del mar caminará a dormir sin final, con el frió calando hasta los huesos. Miedo no siente más... la compasión propia dejó de existir al momento que no se sintió compasión por ella.
La eternidad la hará descansar, la oscuridad cellara sus ojos y a sus labios regresaran todos aquellos besos que con amor fueron entregados alguna vez.
Al alba todo habrá pasado ya, su nombre no será recordado jamás, sus ojos vivirán por siempre en las memorias de las personas que sintieron su calor y enfriaron su corazón.

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