miércoles, 4 de agosto de 2010

[ ilógico, desesperante e inoportuno ]



Sin ningún criterio evidente se encuentra recostado sobre la vereda, paralelo al cordón, diseccionado, ferozmente desmembrado de sus no miembros, el xilema y el floema evacuan los restos vitales de su sustancia, ya no brindara mas oxigeno, fue ejecutado por haber sido encontrado de obstaculizador de la urbanización dominante y ahora, ya no hay marcha atrás. El árbol, reducido a secciones de tronco astillas, ramitas partidas y aserrín yace muero en la vereda. Cientos de personas pasan de lado al cadáver exiguo y ya molesto, sin prestarle demasiada atención al suceso que precedió a la imagen, esta muerto, ya no dará mas oxigeno, creo que el acostumbramiento a la muerte nos ha vuelto indiferentes a la vida.

Una vida extinta, recientemente extinta, me sorprende mientras camino, me freno a contemplarla y escucho que alguien que pasa, un hombre, le comenta su compañero, no distingo el sexo porque este personaje no habla y yo no lo miro, que le encanta el color de esa madera, el anillo concéntrico de madera es bien rojo en el centro y va formando un degrade hasta el pálido ocre en los extremos periféricos, imagen de la muerte. Mi cabeza comienza las relaciones, el abedul y yo, el abedul o yo, en una realidad invertida ese árbol majestuoso podría estar en mi lugar y yo en el de él, a sido extirpado de la funcionalidad urbana que antes le aseguraba un lugar donde crecer y permanecer. En un sendero de árboles me encontraran ferozmente repartido en trozos, acostado, muerto, al paso.
Por eso apuré el paso, para no morir junto con él. La vida se nos otorga y se nos arrebata, y la idea de una muerte tan atroz me incomoda, asi que salgo, caminando rápido y desorbitada.
Dos cuadras, dos mas, el hecho se fue disipando, pero se que esas imágenes resultaran ideas mas acabadas en un porvenir no muy lejano, tomando en cuenta los años del árbol. Frente a mis ojos una niña de unos cuatro años, juega con una soguita fosforescente, verde fosforescente, salta y gira la cuerda, se enreda con ella y grita excitada y feliz, el papá la observa desde el auto, sentado en el auto con la puerta abierta, ella juega enérgica y feliz, una situación, la soga de la niña en nada se parece a la soga que me tope en otra caminata y después vino a visitarme en la terraza luego del rechazo del sexual, no se parece en nada salvo porque es una soga, no como la otra pero si una soga, y porque me la tope mientras caminaba, una soga que une lo de arriba con lo de abajo y una soga que gira en torno de una indefensa niña contenta de unos cuatro años,¿cuál es la posible relación?, me detengo a pensar, mientras mi cuerpo sigue caminando, esos nexos entre cosas que no necesitan nexos, sogas que unen la que ya esta unido, lo de arriba con lo de abajo, las dos manitas de la niña, una inmóvil suspendida, la otra histérica arremolinada, una enorme color blanca, la otra pequeña verde fosforescente, ¿cual de estas comparaciones me sirve para establecer un posible relación?, no llego a entrelazar las imágenes, solo pienso fatuamente, aquí falta algo, aquí falta lo que tenia que pasar y no ha pasado, recuerdo un gorrión colgado de un hilito dentro de una novela de vanguardia, no encuentro relación, no debo apresurarme porque perderé el suceso, sigo caminando, mi mente descansa en los dibujos de la vereda, ausente de mi mismo, por suerte, un auto se desboca, el conductor comete un error, se colapsan las reacciones, la física entra en acción con sus variantes, que creemos dominar en una hoja llena de cálculos estériles, se desbarranca y choca cómicamente contra un auto estacionado, todos los circundantes se detienen a observar, el dueño del vehículo estacionado se acerca rápidamente al lugar y su cara se transforma como así también se ha transformado su auto se retuerce el rostro sin utilizar las manos, sus mejillas adquirieron formas arrugadas, malformadas, el auto chocado es rojo, la cara del dueño ahora se ha puesto roja, el conductor, baja de su vehículo que al parecer no ha sufrido daños menores, instante de confusión, griteríos cosas que pasan demasiado rápidas como para escribirlas, un lenguaje que no se adapta cordialmente al texto, los dejo con sus autos y sus asunto y sigo caminando.
Que será de aquellos autos dentro de un tiempo, desvalorizados por el error de un conductor, nada concreto en mi cabeza, este será un capitulo de relleno en mi libro, pienso molesta, no puede quedar así.
Salteo toda otra sucesión de hechos mucho menos trascendentes que los ya mencionados, llego al estudia, a efectos de que el lector se sitúe mas cómodamente en mi relato, subo las escaleras y me siento a fumar un cigarrillo, que hacer para que esto tenga un fundamento, la niña el árbol, el coche, las sogas, la muerte, la vida, los nexos innecesarios, tantas cosas, desunidas de lógica, ¿qué lógica puede encontrar uno en el camino de las imágenes?, estas se dan en forma anacrónica de eso estoy seguro, me tranquilizo, ya completare la idea antes de terminar con esto.
En el arte hay que saber fusionar épocas y estilos, apareció una frase de la maquina de tirar cosas y bebo un café, sigo tranquilo, pienso que tal vez al final del texto llegue una conjunción de palabras que le den un sentido mas acabado a todo este relato, entonces, darle una definición concreta a este conjunto de letras tras los hechos es darle una definición a los hechos mismos! Y concluir este texto con una relación posible es poder explicar el por qué de esta sucesión casi absurda, todo esto ha sido interrumpido por lo que yo llamo, a fines de ser grafico, la intromisión de personajes molestos, molestos comentarios, molestos en su forma, molestos en su totalidad, aprovecho el momento para beber de un sorbo el resto de café, continuo lo que venia siendo una posible definición, darle explicación a la correlación de imágenes es tratar de instaurar en esa misma, una cierta lógica, cosa que ahora creo totalmente inoportuna.
Todo esto se aclarara cuando venga lo que tenia que pasar, sigo ausente de mi misma, por suerte.

martes, 3 de agosto de 2010

[ solo esperar ]

Desde una incógnita yaga que me persigue en el pasado se hace eco en mi pecho la mortal angustia expectativa si humana necesidad en segundo plano mi espiritual incertidumbre en segundo plano.
Rogando se considere un beso entre los besos, la mañosa táctica machista de invertir falencias
así mi sexo es culpable del calentamiento global de la tierra.

Me esmero en vida de hacerlo bien contraigo mis deseos y sobrepongo en voluntad, se torna lógica la marea de espasmos; unos mosquitos llaman mi atención, el vacío de saberse saciado por caridad.
Siempre en mi cuerpo lacero errores, camino entre tantos y orgullo de qué, cada renglón que escribas sin mi nombre, cada tarde que te olvides de este viento, me extirpa la vida la irónica sonrisa de perder.

Otra vez la radio en mi cuarto, la ropa de negro de duelo otra vez, algún sobresalto que me dé una habida mano sucumbir y así, con el alma que se chorrea entre mis dedos esperar.