jueves, 29 de septiembre de 2011

[un manto pesado del sobretodo]

La idea del perdón la tambaleaba noctámbula boca abajo, satisfecha de si misma a pesar de...
Estábamos templados al vapor de suelo roído de pensión cualquiera de un barrio único en un callejon desencontrado, tu y yo y de pronto mi sombra y a la vez la tuya, cómo explicarte.
Era de un gris intenso como azul de vientos marinos, una fragilidad perfecta una vela medio consumida, la víspera de tu orgasmo y una gota de mi frente. (Aunque quiera, para este momento falta) cuelga su brazo de perfil, relee ambicioso unas hojas tachadas, tal vez, persiguiendo un rastro de su propio nombre, la coyuntura de una historia, el abismo de mi ceguera, un punta de amor, o el reflejo de gratitud, por el calor compartido en la fricción, o por el amor incondicional que me prestaba de a ratos, cuando todavía existía esa palabra en su boca en hebras que me espera siempre, mientras uno de sus brazos cuelgue de perfil. Estaba nervioso, me presentía, sabia donde estaba, que estaba haciendo y por qué, no podía pararme, es mi reacción, mi forma, mi estilo, el logró todo esto.
Me tiemblan las manos bajo el manto pesado del sobretodo, miro a través del vidrio empañado de la puerta de entrada de un viejo edificio, despejo el cristal con la palma de la derecha, adentro, una tenue luz de lamparita alumbra cansada un corredor ajeado por el tiempo, tanteo el cerrojo, está abierta, estoy dentro, saco un papelito rosa donde anote su dirección y su nombre. Llamo a la puerta con tranquilidad, alguien pregunta desde el interior, respondo,  Mariela he venido de parte de lalalala, necesito pedirle un favor. abre la puerta, me ve a los ojos y yo traspaso su alma con los míos. Nos quedamos en silencio, ambos sabíamos lo que estaba pasando, se escucharon dos disparos, el cuerpo de una mujer cae lentamente sobre una alfombra azul, que ahora se torna roja. Prendo un cigarro, subo al carro y voy rumbo de esa habitación que alquile una mañana pensando en el.

[ojeras y polillas]

No puede salir bien, no va a salir bien, esto esta mal parido, y la mujer esta madurando su venganza, yo lo se, lo saben las polillas, todos lo saben, qué es esto de no dormir, que es estoy de no dormir, no dormir, no duermo, pero no quiero nada, nada anhelo, o una muerte plácida, o una vigilia eterna frente al espejo de los temores de otras personas, los míos, los todos los miedos, señores miedos, tortuosos miedos, me cago en los miedos, qué es el miedo, hay vida y muerte, el miedo dónde lo metieron, ni miedo, solo insomnio, aburrimiento, dependencia, azúcar, café, rubios, morochos, de todos los colores, siempre hay opciones, sin talento, todo muere, y me conformo con escucharte en lo parecido que no es igual, que no es lo mismo, que no es nada, que es un sueño enroscado, trémulo, vagabundo, poses, facciones sin terminar, te deje dos veces, dos veces, sin tenerte, sin nada, sin mi, sin ti, y diez millones de opiniones, el bosque, la nieve, el puma, el disparo, la sangre y el cuchillo, y se terminó.
Una escalera caracol me lleva hacia la estancia primera de los mil reproches y veo tu cara en mi mente, y una sonrisa sin terminar y así todo. Un nuevo germen en mi vida, lo inacabado, lo inconcluso, lo estéril, lo no logrado, …me apuro a terminar con todo, alfalfa para el idiota,  me apuro por terminar. No se llega nunca, nunca llego, nunca llegare, llegar nunca, ¿y los sueños, por qué los sueños, por qué en los sueños, por qué dormida, por qué atontada, me pierdo, como tu y no.
Estoy vacilando entre irme a dormir y seguir tartamudeando esto con los ojos cerrados o ir a quemarme la boca con el sol, las polillas muertas y los detectives espectrales de la ciudad, hoy odio todo, te odio a ti, lo odio a el y a ella y a mi, y odio, y no paro de odiar, pero matarme no parará el odio, matarte tampoco, matarla, parará si la mato, no, seguirá, va a seguir aunque no mate a nadie, me conformo con las polillas, así de mediocre resulte, un poco mas de cincuenta polillas y que van a decir los locos cuando me encuentre doblada, desnuda, babeando, en mi cuarto de niña vieja, qué mierda dirán de mi los empleados del supermercado, era solo un puto boleto y se perdió, eso dirán, y tendrán razón, pero no puedo morir ahora, tengo puestos los calzones ridículos, esto tampoco podrá terminar bien, creeme, estoy cansada.

[que carajo?!]





Una baba helada que se desliza como una espina decapitada sobre la franja iluminada del mar hacia el ocaso, así tus ojos, despedazados; un abismo de silencios largos mientras el azúcar pegajosa hace velos largos, azulados, de una calidez que hiere en tu boca que estremezco, un barquito de papel agujereado para ver que pasa, se hunde como fontanero de mis deseos inconclusos, en el curso de ponerte el uniforme para agrietar el humo tosco que flota entre tanto personaje.

Dudar de retener por las dudas que lo que rompió ese quedarse en silencio, escribió un papelito que es vela y timón de un barquito que se hunde en el curso de un mar callado de esperas respetuosas. Y no tanto. Salir a bucear tus agrias espumas hay algo en el iris de una pregunta respuesta podridas al sol, esperando una fotografía. Volverte a ver pasar como una ola redonda con una orca dentro. Me muerde, como un hombro; escombro, montón de poses ahogada en un paquete de sal.