Desorden si los habitaré en esta cruel estadía de un semblante y vacilar, una espalda conocida, otra en un olvido dialéctico y yo entre las cuerdas de mil ya y de mil nunca, entonces no pienso, te pienso, y vomito un calambre de noches anteriores, por supuesto, en silencio. Aunque estas palabras pudiesen llegar en un lugar de mi imaginación rebotando, demoliendo paredes y estremeciendo a la tierra como el suspiro de un gigante de cuando éramos chicos.
Y tus ojos, que no mienten, embotan sí, como un calmante mezclado con whisky acto destructivo de dejarse caer, me tuvieron fijos, en una mira que invente, en una necesidad atroz por el mi de ti que no salio así, que se fue, en un tu hablar, sin voz, y aquí comienza lo mejor, tan recto, tan sumamente certero, acertado, eficaz y contundente, algo me dice que no así contigo, no en el cariño adecuado, pero en otro plano del tiempo que viviremos, si es justa tu propuesta de dejarme entrar guardando silencios claros y silenciando los oscuros para que el viento se calme y yo pueda habitarte sin desorden en una casa de muñecas rotas, sin presagios y sin eso que no es amor, de ese amor, que no debo pretender, y aunque respetes, y tu respeto, despertó en mi, lo que, y así, por siempre me hablara bien de tus enormes ojos que no mienten y si embargo sí, drogan.
Por esto y otras cosas, en un lugar mas firme y entre otras brisas que no me traen tu colonia ni las esporas de tus alas, y aunque el castillo de tres fotos fuese hecho sobre el fango mas atroz de tu desnudez de pies, y aunque pasaras y te guste mi cara, que no es tan solo de mi, mis intenciones ya son otras, y gracias a un sonido sordo y totalmente metálico, ahora puedo ser justo y aunque el juego nos lleve a revolcarnos en los mas culpables desordenes y placeres y no tanto, también y así, y mas y muchísimo menos, ahora te respeto, que no me di cuenta y que no fue tan así y que aunque sin maldad se puede ser, ante tan perfecta postura, una soberana idiota.
Ahora que ya no floto entre cosas en las que mi peso no permite flotar, desde lejos y con los ojos lavados, puedo confesarte, que ese tajo de filos muchos, corto por lo sano, y fue mejor que haberme hundido en la sin razón de la invasión, perpetué entonces una entrada furtiva, en una playa en la que no he de ser local con este traje, y quien domina la cresta de la ola, tranquilo este, me voy a mi mar, a pescar en silencio la ocasión de otras cosas y devolver en definitiva lo que he venido a robar en puntas de pie.
Nunca mejor, y si no fuese así, que es mas o menos o mismo, gracias. El respeto es algo nuevo para mí.
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