martes, 30 de septiembre de 2008

[ un calor en espera ]


Estabas ahí, con esa inseguridad plasmada en tus ojos, ese miedo susceptible e incoherente me lo decía todo... A lo lejos pude percibirlo. Era tu suspiro el que me decía cuán preocupada tengo que estar. Eran tus manos las que dibujaban imágenes anheladas, momentos de sensibilidad, situaciones de las que no escaparías. Todo era confuso pero eso te parecía normal. Sólo querías escaparte de aquél tedioso sentimiento. Eso que te hacía dar miedo. Esa sensación que te agobiaba. Esa inseguridad que te perseguía a todas partes. Te miraba y mi corazón llegaba a un estado desesperante. Te miraba y no podía hacer nada... no me dejabas actuar. Sólo fue un instante, un momento que duró días enteros. En que tu mirada buscaba la mía, en que tu corazón buscaba mi refugio... Entraste en mi vida cuando yo menos lo esperaba. Y la felicidad que tanto busqué por fín había hecho las pases conmigo. El mundo se podría caer pero yo no le hubiera dado importancia. Los días van pasando mientras yo no hago otra cosa más que suplicarte que me entiendas, que quiero pelear con ese mal que no te deja vivir tranquila. Pero mis súplicas eran, o son en vano ante tus sordos oídos y tu mirada perdida en aquél espacio infinito pero sera diferente en un después. Ahora me doy cuenta que la culpa es mía. Me diste una oportunidad para poder cumplir mi misión de un ángel, una misión que nació de mí, y no pude cumplirla... Estando cerca tuyo volvía a ser un chica, cuando no tendría que serlo. Yo tuve que haber sido aquél guardián inclusive hasta en tus sueños... pero ni siquiera pude. Solamente yo era capaz de ver cómo eras en verdad... Tan especial... Tan extraño, desde los pies hasta el corazón... desde tus manos hasta el alma... Sólo fue un instante. Sólo fue un momento. Sí, un momento que duró días enteros. Días en que este pobre ángel fue víctima de su confianza. Víctima de sí mismo. Todo pasó cuando te busqué y no te encontraba. Todo sucedió cuando me di cuenta de que ya no estabas... pero cumples una función de alma que esta y no esta al mismo tiempo Ahora todo es diferente. No puedo volar con facilidad.... y lo más triste es que volver a nacer para mí es inevitable. Porque lo que todavía me mantiene en este lugar es lo que me haces sentir. Y lo que yo siento no se compara ni con la inseguridad que te hizo huír. Todavía lo que hace que yo esté aquí es esa luz donde está tu esencia. Y mi alma junto a mi corazón no son más que un fuego que se quiere ir apagando lentamente. Un fuego que nunca vas a ver morir... porque lo que lo mantiene ardiendo es la esperanza que se le da a mis sentimientos. Mientras yo esté aquí, ese fuego va a existir. Ya no crece, pero es una llama que nunca se extingue. Siempre viva siempre ardiendo con el mismo calor que naturalmente puede darte.

1 comentario:

Anónimo dijo...

demasiado intenso wowwwww!