Por atrás del ojo, en un sucumbir atento, el aire se corre para recogerme en la caída, inevitable tartamudear de partes que se parten partiendo pasados incestuosos de teclas con números fijos y calambres, en una grieta de la pared donde gritas mil veces, la palabra que retengo por pudor.
Sin censuras.
domingo, 5 de abril de 2009
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